1. Escuchar el lenguaje del cuerpo, entender el origen del desequilibrio y enseñar las diferentes vías de curación que el mismo ha experimentado.
2. Utilizar los remedios de la naturaleza sin jamás olvidar que una curación total no puede ocurrir sin la participación entera de la persona, su responsabilización y una toma de consciencia con respecto a lo que le ha pasado.
3. Acompañar a la persona respetando su ritmo y su voluntad.
4. Ayudar a la persona a volverse autónoma, a recobrar su confianza en si misma, su fuerza y su fe interior.
5. Devolver al cuerpo su capacidad de sanación incorporando diferentes técnicas desde un acercamiento MULTIDISCIPLINAR.